Nadie llega aquí. Simplemente, un día, el mundo se quiebra en una grieta silenciosa y uno, despierta frente a estas puertas. No hay juicio. No hay voz que nombre el crimen. Solo un umbral que exhala ruina.

Las figuras que habitan este espacio no claman, no se retuercen. No esperan nada.
Permanecen. Han cruzado más allá del lenguaje, del tiempo, del deseo. Están suspendidas en el último segundo antes del derrumbe, en el instante exacto en que el sentido se apaga como una llama consumida por su propio humo.

En esta visión, lo infernal no es el castigo, sino la ausencia de propósito. Los condenados no saben por qué están allí. No hay verdugos, no hay justicra divina: Solo un entorno que se ha vuelto hostil por inercia. Es como si el mundo hubiera continuado descomponiéndose en su ausencia, y ahora ellos regresan a un lugar que ya no reconoce
lo humano.

arte: @333cutr333